1. El sentido de la vida hay que atribuírselo al individuo, pero sólo en función de la persona. La persona será la resultante de los
múltiples patrones de la vida social y cultural que
actúan sobre cada individuo, «moldeándolo» como persona, a la manera como
el individuo es la resultante de los múltiples genes que interactúan en el
cigoto del cual procede.
2. Pero así como carece de todo sentido biológico, el decir que el individuo está prefigurado en
los gametos
(espermatozoide u óvulo) generadores (tomados por separado); así también, carece de sentido, decir que la persona está prefigurada en los
componentes culturales y sociales o en las personas que van a moldear al
individuo. Entonces la vida del individuo carece propiamente de sentido
espiritual (moral) y que el sentido de la vida sólo puede resultar (si resulta)
de la misma trayectoria biográfica que la persona ha de recorrer. El
sentido de la vida no está previamente dado ni prefigurado, ni puede estarlo,
puesto que le es comunicado a la vida por la propia persona, a medida que ella
se desenvuelve.
3. La tesis de la imposibilidad de derivar del
individuo humano el sentido de una vida personal equivale a la tesis de la multiplicidad
de sentidos virtuales que es preciso asignar constitutivamente al
individuo humano. Dicho de otro modo: si de este magma de sentidos virtuales va a resultar
una trayectoria capaz de definir el sentido de esa vida (en el conjunto
atributivo de las otras personas) será porque el sentido real es el sentido de
la trayectoria «victoriosa» entre las otras trayectorias virtuales o posibles
que el individuo puede haber seguido. Toda determinación (o
actualización de un sentido conferido a una vida) es una negación, una renuncia
o una huida de otros sentidos posibles.
4. Por ello, el concepto de sentido de la vida es un
concepto dialéctico, puesto que él no puede ser solamente definido
por lo que es, sino por lo que ha dejado de ser, por las otras virtualidades
que constituyen su «espacio de libertad». Hay, sin duda, una indeterminación de
raíz y, por ello, los sentidos más profundos de la vida tienen siempre algo de
oculto, de inesperado e incluso de enigmático y contradictorio con
otras posibles líneas de sentido.
5.
En todo
caso, el sentido de una vida no está asegurado a priori (antes de), sino que sólo puede ir resultando del proceso
de la vida misma. Una vez más recorreremos la metáfora teatral y, volviendo de
nuevo al origen del propio término persona, el sentido de la vida personal sólo
puede ser escrito por el propio actor que se pone
la máscara (persona trágica) para salir a escena: un actor que es,
por tanto, autor y que, como tal, puede ofrecer un texto original, interesante,
vulgar o un simple plagio.
ACTIVIDAD
SUGERIDA
Con cada uno de los cinco párrafos anteriormente
enumerados, elaborar utilizando las ideas destacadas en este instrumento, o las
que el estudiante considere de importancia para sustentar el tema del SENTIDO
DE LA VIDA, con mínimos dos ideas sobre cada párrafo, construir
respectivamente, dos preguntas TIPO ICFES I, por cada uno de los cinco párrafos para un total de diez preguntas por todas, realizando todo a mano en el cuaderno, no a
través de redes sociales, ni medios magnéticos, todo construido en el cuaderno
a mano por el propio estudiante.
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